Medicina, ciencia, mujer y liderazgo

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Nuestra sociedad vive un cambio radical, una obsolescencia disruptiva social, económica y sanitaria que necesita liderazgos nuevos y nuevas formas de ejercerlo.

Un liderazgo ético y moral que se esfuerce sobre todo por combatir el miedo y la ansiedad, no renunciar al pensamiento racional, conservar el optimismo, construir una cultura de la tenacidad, la creatividad y la iniciativa y tratar a tus compañeros con respeto, afecto y empatía.

Son palabras de Ernest Shackleton, el conocido explorador de la Antártida, que aplican hoy más que nunca. Un liderazgo que, a mi juicio, hoy necesita la mirada innovadora y el espíritu del Sur: un liderazgo abierto, cercano, transversal e inclusivo. La forma de liderazgo que encarnan las mujeres y su forma de entender el mundo.

Ciencia, investigación e innovación parecen conceptos lejanos cuando hablamos de salud. La Pandemia ha puesto de manifiesto de forma palmaria que cuando hablamos de salud la investigación, la innovación y la ciencia tienen una importancia extrema.

Esta crisis también nos ha hablado del papel de la mujer y su forma de liderazgo. Las mujeres son expertas proveedoras de servicios, médicas, enfermeras, científicas, cuidadoras de enfermos, líderes comunitarias y más. Son, sobre todo,las mayores expertas respecto de sus propias vidas y deben participar equitativamente en todos los esfuerzos de preparación y respuesta a crisis como la que hemos vivido y a sus soluciones. No solo porque, en conjunto, representan el 70% de los trabajadores del sector médico según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las mujeres también son las primeras responsables de los cuidados de los niños y los ancianos.

Lo ha puesto negro sobre blanco un grupo de expertos en salud pública en un artículo publicado en la prestigiosa revista científica The Lancet, titulado Covid-19: el impacto de la epidemia según el género. Según los autores, “Reconocer hasta qué punto los focos de las enfermedades afectan de forma diferente a mujeres y hombres es un paso fundamental para comprender los efectos primarios y secundarios de una crisis sanitaria sobre diversos individuos y comunidades, y para crear políticas e intervenciones eficaces y equitativas”. Esto implica garantizar la participación de las mujeres de una forma activa.

Actualmente, el desequilibrio de género en el liderazgo sanitario mundial, donde los hombres ocupan el 72% de los cargos más relevantes , es palmario. El tiempo que viene es tiempo de acometer los cambios con perspectiva de género. Eso requiere que las mujeres asciendan a roles de liderazgo.

En febrero de 2019, también The Lancet publicó un número completo dedicado al desafío que representa para nuestras sociedades la equidad en ciencia, medicina y salud global. Su editorial señala la importancia que tiene que las personas que desarrollan su actividad en los campos de la ciencia, la medicina y la salud global sean representativos de las sociedades a las que sirven. El editorial concluye afirmando que la lucha por la equidad de género es una responsabilidad de todos: hombres y mujeres, investigadores, clínicos, financiadores, y líderes institucionales.

50 años de un discurso global sobre el género y su interrelación con el desarrollo sostienen, de forma inequívoca, que la igualdad de género es uno de los determinantes más importantes de la salud y del desarrollo económico de todos.